Rescatar los VALORES es una
tarea que implica paciencia y constancia, aún más cuando los niños y jóvenes han
adoptado determinadas formas de comportamiento. La mejor forma de emprender
esta labor es con el ejemplo de papá y mamá, ya que siendo coherentes con lo que dicen y con lo que hacen, la corrección
tiene validez para sus hijos.
De allí que fomentar los VALORES exige una
retroalimentación continua de cada uno de los miembros de la familia. Es deprimente
observar familias donde los hijos les faltan al respeto a sus padres y
viceversa, no solo con actitudes sino también con palabras.
Es necesario
retomar el diálogo como herramienta fundamental, para que padres e hijos
expongan sus puntos de vista, limando asperezas e invitando a cultivar los
VALORES para que los vínculos del amor filial se fortalezcan.
Los padres de
familia como primeros formadores, deben hacer un seguimiento constante a los
patrones de comportamiento de sus hijos y dar solución a los problemas en el
momento preciso con decisión y carácter, para que la autoridad frente a ellos no se debilite.
Rescatar los VALORES es posible si se asume este compromiso con
responsabilidad.
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