La televisión representa una valiosa herramienta de comunicación, por lo tanto, ejerce una gran influencia en la vida de los seres humanos. Este canal se ha convertido para la sociedad moderna en la mejor forma para estar al tanto de lo que ocurre en el mundo, permitiendo a los televidentes interactuar, percibir imágenes, comentar e interpretar diferentes eventos de la actualidad.
Sin embargo, las cadenas televisivas se han afectado con el síndrome del rating, a tal punto que ofrecen programas cargados de violencia, odio y venganza, con tal de figurar como el número uno y ganarle a la competencia. El televidente es sometido a programas sin ninguna enseñanza para su crecimiento personal, espiritual o familiar. Las novelas reflejan una vida carente de VALORES, donde reina la infidelidad, la deshonestidad, el lenguaje inapropiado, escenas indecorosas y situaciones marcadas por la ambición, donde sus protagonistas hacen lo que sea con tal de lograr sus propósitos.
Series donde se refuerza la vida fácil, el mínimo esfuerzo para obtener dinero, martillando una y otra vez el tema del narcotráfico, las pandillas, la prostitución, la vida inescrupulosa de los jefes de las bandas al margen de la ley.
Ante esto, lo realmente preocupante es que estas escenas entran diariamente a los hogares, influenciando a niños y jóvenes a no dejarse de nada ni de nadie; en fin, programas que pisotean e ignoran por completo los VALORES.
El televidente descuida sus deberes, quehaceres y obligaciones; desperdiciando horas de su valioso tiempo, sentado frente a su televisor, viendo programas que se dedican a despellejar sin compasión la vida íntima de los demás, utilizando la burla y el sarcasmo para difamar la honra de las personas.
Incluso los programas de diversión y dibujos animados están siendo manipulados, empleando expresiones de doble sentido, usando un lenguaje violento y soez, donde se ridiculiza hasta lo sagrado. Parece que su objetivo es eliminar los VALORES y de ninguna manera fortalecerlos. Los noticieros resaltan las escenas de violencia, muestran sin pudor imágenes crueles, bombardean con informes de muerte, ataques; generando desesperanza en los televidentes.
Las cadenas televisivas tienen claras sus pretensiones y de antemano conocen lo que se vende y lo que no, lo que tiene acogida en el público y lo que pasa desapercibido, conocen muy bien los gustos del televidente. Aprovechando esto para su beneficio económico, obviando el gran impacto que ciertos programas ejercen sobre el público y olvidando que son corresponsables del actuar de la sociedad, mediante la programación que emiten a diario.
PADRES DE FAMILIA, ¡CUIDADO! CON LOS PROGRAMAS QUE ENTRETIENEN A SUS HIJOS
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