lunes, 8 de abril de 2013

LOS VALORES EN LA MUJER

 
La mujer es un ser maternal por naturaleza, adornada de múltiples cualidades que la hacen única e irrepetible. La mujer es la esencia del mundo por su capacidad de entrega, servicio, donación y compromiso, capaz de darlo todo por los seres que ama. Dentro de sus innumerables tareas, Dios le encomendó la más trascendental, gestar vida para prolongar la existencia humana.
 
 Lamentablemente, hoy en día, la mujer  se ha subvalorado, ha perdido su autoestima, en su afán de complacer a  su pareja, sus amigos o familiares; al punto de olvidar sus propios anhelos, sueños y metas. 
 
Es importante que la mujer  haga un alto en su vida, dedique unos minutos a pensar en sí misma, analizando su situación actual, advirtiendo sus alegrías y tristezas, los pros y los contras de su propia realidad, para redireccionar su camino con actitud positiva, sintiendo que es un ser valioso, con la VALENTÍA suficiente para salir a flote de cualquier circunstancia.
 
La mujer  moderna experimenta un gran vacío existencial, porque se ha dejado tentar por lo mundano, por el deseo de PODER  y de TENER, permitiendo a otros que tomen las riendas de su vida, manipulando sus sentimientos y pensamientos.
 
Es urgente que la mujer  saque del baúl de los recuerdos los VALORES y empiece a replantear su vida cimentada en esta herramienta que le permitirá darse su lugar, respeto y valía.
 
En muchas ocasiones, la mujer  desde la etapa que este viviendo (niñez, adolescencia, juventud o adultez), es quien permite el ultraje, la humillación y degradación de su dignidad; por esto es imprescindible que desde su corazón maternal de mujer, fluya también la tenacidad con que debe defender el respeto que se merece. Si por primera vez, permite que la golpeen y le pisoteen sus derechos, constantemente esta escena se repetirá en su vida.
 
Padres de familia, cultiven en sus hijas los VALORES, que marcarán la diferencia ante las diversas propuestas que el mundo les ofrece; una vida cimentada en VALORES es la brecha invisible entre la reflexión y la decisión. No es conveniente convertirse en jueces o señaladores del proceder de sus hijas, simplemente dediquen tiempo para dialogar y escuchar sus puntos de vista, luego con amor, orienten, corrijan, cumplan con su papel de padre y madre FORMADOR, no inquisidor.
 
 
 
 
 
 

 


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