Confianza es la capacidad de creer en ti mismo y creer en los demás. Lamentablemente, la Confianza es uno de los valores que más se vulneran en la actualidad, al punto de vivir en un mundo donde no se confía en el otro, donde es necesario llenar una serie de requisitos y papeles, para creer en lo que los demás dan por cierto. Pareciera que en todos los ámbitos de la vida, este preciado valor se ha ido esfumando progresivamente.
El virus de la desconfianza se propaga a niveles exorbitantes, llevando a que las personas vivan temerosas del mundo que las rodea, a que no confíen en sí mismas, ni en sus habilidades y talentos; considerando que las oportunidades son para los demás y no para ellas; desaprovechando su potencial, simplemente porque no creen en sus capacidades y porque sub-valoran su conocimiento.
En el ámbito espiritual, el ser humano no cree en Dios, ha perdido la Confianza en Él. La soberbia del hombre le hace pensar que él puede solo, que no necesita de su misericordia y le da la espalda. Ante las dificultades de la vida, duda del poder y el amor de su Creador, recurre a todos menos a Él. La Confianza del hombre para con su Hacedor es casi nula.
En la relación de pareja, la Confianza debe prevalecer, ya que es el cimiento que cada día la fortalece; sin embargo, un gesto, una mentira o una actitud sospechosa, bastan para perder totalmente la Confianza en el otro, destruyendo la vida de pareja.
En la relación de pareja, la Confianza debe prevalecer, ya que es el cimiento que cada día la fortalece; sin embargo, un gesto, una mentira o una actitud sospechosa, bastan para perder totalmente la Confianza en el otro, destruyendo la vida de pareja.
Las empresas desarrollan programas y estrategias que permitan crear ambientes de Confianza con el consumidor, con el usuario o con los proveedores; pero muchas veces estos mecanismos fallan, porque las empresas no cumplen con lo pactado, dejan a la deriva a sus clientes, ignoran los servicios post-venta y en fin, las relaciones empresariales se deterioran porque la Confianza se quebranta.
Las familias también se han visto afectadas por el flagelo de la desconfianza, padres que no creen en sus hijos e hijos que no creen en sus padres, por la falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Los amigos tampoco se salvan, muchos en su afán de presumir frente a otros, se dejan tentar y delatan las intimidades que su amigo o amiga le ha confiado, dañando para siempre las relaciones de amistad.
Es necesario rescatar el valor de la Confianza en todos los ámbitos de la vida, creando entornos de sinceridad y honestidad, no siempre se estará de acuerdo en todo con los demás, pero las diferencias de opinión enriquecen las relaciones, siempre y cuando se fundamenten en el respeto. La Confianza es un valor recíproco, permite que con tus actitudes los demás confíen en ti y tú también aprende a confiar en los demás.
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