Ante un mundo
globalizado y cambiante las familias asumen cada día un gran reto, transmitir y
conservar en el seno del hogar los VALORES.
Es un reto que implica constancia y una dinámica que fluya desde cada miembro
de la familia. No como algo impositivo, sino reconociendo que los VALORES siguen vigentes y es
necesario practicarlos en el diario vivir, para conseguir excelentes relaciones
en los diferentes aspectos de la vida.
Es así como se logra desde temprana edad que los hijos descubran y se identifiquen con los VALORES, dando un orden de importancia según su criterio; de allí que cada persona le imprime valor a sus VALORES.
Es importante recordar que el ejemplo de los padres de familia juega un papel fundamental al momento de enseñar VALORES a sus hijos. A partir de esta premisa el joven o el niño le da crédito a la enseñanza de papá y mamá. Aunando esfuerzos se logra que los VALORES continúen vigentes al interior de las familias.
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