Los VALORES son herramientas fundamentales para los seres humanos, pues con su práctica continua se enriquece su vida y la de los demás. Sin embargo, el hombre se ha dejado seducir por otras tendencias y los ha ido desterrando de su vida.
El hombre se ha contaminado del virus del modernismo, lo que genera que su mayor preocupación sea comprar lo que está a la vanguardia en tecnología; sin importar el precio, el modo de conseguirlo, el compromiso económico que adquiere, es decir, centra su atención en obtener el equipo que es el boom del momento.
Y en su afán desenfrenado de desechar la tecnología obsoleta, también ha excluido a Dios de su vida. El hombre no quiere saber de Dios ni que le hablen de Él, ha perdido el respeto por lo sagrado, ha cortado de raíz todo vínculo con su creador.
El panorama es desolador, porque quien pierde el respeto a Dios, no le teme a nada ni a nadie y en este punto, es bueno citar una frase muy diciente: "Cuídate del que no tiene nada que perder".
Ante esta situación que es real, el papel de los padres de familia es significativo, puesto que son ellos quienes deben inculcar en sus hijos el amor y el respeto a Dios, son quienes enseñan cómo comportarse en la casa de Dios, a respetar lo sagrado y las creencias de los demás. Son quienes promueven y participan en familia de la misa, el culto, se adhieren a grupos para consolidar su fe. El ejemplo dice más que mil palabras.
Ante esta situación que es real, el papel de los padres de familia es significativo, puesto que son ellos quienes deben inculcar en sus hijos el amor y el respeto a Dios, son quienes enseñan cómo comportarse en la casa de Dios, a respetar lo sagrado y las creencias de los demás. Son quienes promueven y participan en familia de la misa, el culto, se adhieren a grupos para consolidar su fe. El ejemplo dice más que mil palabras.
De allí, que la formación religiosa es más fructífera si se inicia cuando los hijos están pequeños, para que vayan creciendo con estos VALORES y tengan bases sólidas para defender sus creencias en los diferentes ámbitos de la vida.
Es necesario rescatar los VALORES para con Dios, para que el crecimiento espiritual sea retributivo de padres a hijos y viceversa. Es esencial volver la mirada atrás y recordar como papá y mamá se reunían entorno a sus hijos para orar, para bendecir los alimentos, para encomendar a Dios las cosechas y trabajos, incluso las dificultades, antes de dormir daban gracias a Dios por los beneficios del día; siendo estas prácticas transmitidas de generación en generación.
Es necesario rescatar los VALORES para con Dios, para que el crecimiento espiritual sea retributivo de padres a hijos y viceversa. Es esencial volver la mirada atrás y recordar como papá y mamá se reunían entorno a sus hijos para orar, para bendecir los alimentos, para encomendar a Dios las cosechas y trabajos, incluso las dificultades, antes de dormir daban gracias a Dios por los beneficios del día; siendo estas prácticas transmitidas de generación en generación.
Conservar la sintonía con Dios, es la mayor inversión de las familias, pues produce ganancias a corto, mediano y largo plazo (expresando la ganancia como todo lo bueno que hacemos y recibimos en la vida). Intente asumir este reto con los suyos, sin imposiciones, simplemente deje que fluya y poco a poco se sorprenderá de los resultados.
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